Capítulo 3
3
-- ¡Choque esa! – dijeron algunos del grupo para recibir a Pedro Pablo y Aníbal quienes llegaban a la cita acostumbrada, a la vez que se levantaban a darles una palmotada en las manos en señal de camaradería y de bienvenida. Siempre lo hacían con el que trajera o llegara con la primera bebida. En esa mañana eran Pedro Pablo y Aníbal quienes la traían.
Carcajadas iban y venían al igual que los saludos. El ambiente era festivo. En el grupo se encontraba de vez en cuando un hombre de tez morena suave, alto y delgado. Había sido boxeador en sus tiempos de joven y siempre hablaba de sus peleas con quien tuviera el tiempo suficiente para escucharlo. Se quejaba siempre de la última pelea y que había perdido con un ruso, según contaba, por decisión de los jueces. Eso le había llevado a tomar la decisión de no volver al cuadrilátero en medio de la decepción y de la injusticia. Así lo contaba él mismo. Era agradable y su caminar elegante. Su cara enrojecida mostraba los efectos de licor en su cuerpo. No se le veía en extremo tomado porque hasta en eso se cuidaba, aunque era evidente que era victima del alcohol. Su manera de hablar reflejaban buen gusto y cultivado en la conversación. Era agradable su estilo y manera y era muy respetado por todos los que se reunían. Casi nunca se le veía sentado en el suelo como el resto de los que asistían a la matica. Siempre estaba de pie o recostado con una pierna de soporte en la pared externa del cementerio, a un metro de la matica.
La matica les daba sombra y era un sitio seguro para hacer tertulias en medio del sol arrasador de los días fuertes del calor.
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