Capítulo 19
19
Para nada o en poco disminuía el afán de Pedro Pablo de encontrar respuesta a lo que lo tenía inquieto sobre esos días desde hacía bastante tiempo. La salud del sobrino del amigo no le preocupaba aunque se ocupaba en ello. Pero lo que lo tenía buscando para tener respuesta como en un acertijo o como en la armazón de un rompecabeza era la cuestión de los judíos. Se sorprendía cada vez más al adentrarse sobre el tema y se sumergía cada vez más en las profundidades que iba descubriendo. Ahora tenía la oportunidad de estudiar y leer el libro de Theodor Reik, titulado Psicoanalisis del Humor Judío, y parecía emocionarse irremediablemente. Y esta nueva lectura parecería que le iba a dar algunos elementos que estaba buscando para comprender justamente la psicología judía. Entre líneas lo que sacaba de manera inicial era que el autor después de analizar la obra de teatro "Los judíos", de Eugen Tschirikow, y no recordar de esa obra sino la parte humorística y no la problemática de los progroms que era lo evidente de la obra, dice que Jehová le ha prohibido al judío expresar sus experiencias trágicas en una forma que conmueva a un mundo hostil o, en el mejor de los casos, indiferente. Pero al conferirle al judío el don del humorismo, su Dios le otorgó el poder de hablar acerca de lo que sufre. Me parece – analiza Teodor Reik - que la transferencia emocional no está restringida a este caso particular, sino que tiene un significado general y se le puede seguir la pista hasta encontrar una pauta conocida. Esta transferencia efectiva moldea el humorismo judío y le concede una cualidad (que pasó casi completamente inadvertida y es por ello tanto más notable). Con frecuencia la vida es trágica, pero su angustia se refleja muy claramente en las bromas. No, no es casual que hayan cruzado por mi cerebro unas pocas frases humorísticas en lugar de las terribles escenas del pogrom descrito en la obra, porque son estas frases las que contienen la quintaesencia del drama. Aarón Frankel – el personaje principal de esa obra de teatro - murmura al pasar un comentario irónico y se encoge de hombros. No grita a voces su indignación ni embiste furioso y desesperado. Sin embargo, su humor sarcástico hiere con la precisión de una espada y esgrimido con la poderosa mano del odio. Es la misma ironía que castiga en las palabras de los profetas bíblicos y que se percibe en la prosa y la poesía de Heinrich Heine y en los libros de los escritores judíos hasta nuestros días – diserta Teodor Reik. Entre otros de los elementos que el autor desgrana en su libro está el que los judíos hacen chiste y humor desde la cotidianidad de su vida familiar y eso les hace entender entre ellos por su experiencia familiar universal a la que pertenecen todos los judíos, además del hebreo y el ídish, lenguas éstas que les permiten afianzar más esa comunicación que sólo les está favorecidas para ellos, sin descartar el hecho de que el humor judío supone ver y oír lo que se dice, pues como señala, que el poeta Nono, que vivió en la época de Teodosio, comparaba los gestos con el lenguaje y decía de las manos que son bocas y de los dedos que son voces. En algunas anécdotas judías los personajes confunden el significado de palabras alemanas o francesas con expresiones en ídish. Como consecuencia, estos errores sirven para demostrar con intención satírica la falta de educación o conocimientos de las personas que son blanco de la broma. El propio Theodor Reik en ese mismo libro dice que el ídish es esencialmente el idioma alemán medieval, con intercalación de palabras y frases eslavas, hebreas y arameas. El ídish es el idioma ideal para el humorismo judío y llama la atención que estos chistes sean narrados en una antigua lengua que en un tiempo fue alemana, y que los judíos mantuvieran una extraña lealtad al idioma del país que en una época consideraron su patria. Con frecuencia – dice Thodor Reik en su libro - el ingenio judío aprovecha esta aptitud políglota para lograr un efecto humorístico especial. Y analiza la palabra Shlemihls, que no es otra cosa que ser la víctima de su propia estupidez o simpleza, palabra utilizada por varios autores judíos y que se remonta a la misma Biblia en Números, 25, para preguntarse si ¿Los judíos son los Shlemihls entre las naciones? ¿Son, por así decirlo, la imagen colectiva de los Shlemihls? Cuando uno sigue su historia – dice - a lo largo de 4.000 años, siente la tentación de aceptar esta idea. ¿No parecería notarse acaso en su destino una secreta compulsión a repetirse? Se desplazan de un lugar a otro, de una nación a otra, y sus vicisitudes parecen seguir en todas partes el mismo curso. Son aceptados, trabajan para abrirse camino y muchos de ellos llegan a posiciones sociales elevadas, y hacen contribuciones notables y a veces extraordinarias a la civilización de las naciones que los han recibido y de todo el mundo. Entonces los alcanzan inevitablemente la expulsión, los pogroms y la aniquilación. Es como si estuviesen buscando los problemas y las tribulaciones, y los encontraran. Y esto no sólo vale para la historia sino también, para emplear una frase de Somerset Maugham, para el "eterno presente" de los judíos. Más adelante dice el autor que el antiguo enfoque teológico mencionaba su "misión" en el mundo. Nosotros preferimos – dice - decir que tuvieron y tienen una función definida como catalizadores dentro del proceso civilizador. Los judíos son los Shlemihls de la historia - continúa Theodor Reik - pero con una diferencia: se aferran a la indestructible esperanza de que no siempre serán las víctimas humilladas de un destino cruel, y de que finalmente se transformarán en vencedores vengados. Realidad esta que se descubren en los chistes judíos, según Theodor Reik, a pesar de que ha habido autores famosos que han negado que los judíos tuvieran sentido del humor como Ernest Renan, por ejemplo, olvidando como dice Reik que esos autores no vieron que al igual que la abundancia y la felicidad, la miseria también tiene su alegría. Por naturaleza los judíos llevan marcado en sí la experiencia de ser nómadas, además de la experiencia de la expulsión, comenzando desde Egipto, y esta experiencia traumática de su primera época, comparable a los hechos traumáticos de la etapa infantil de un individuo, como, por ejemplo, la separación forzada del niño respecto de su madre. Esta similitud se da tanto por la naturaleza del hecho como por sus consecuencias. A partir de entonces, el pueblo judío estuvo sometido a esa compulsión inconsciente de la repetición, a la ineludible tendencia a repetir la prueba de la migración. Son extranjeros en todos los lugares y deben resignarse a su suerte, y aceptarla como su destino particular, tal vez la del judío errante. La oscura compulsión de la repetición llegó a tener un poder tan irresistible que ahora las migraciones son voluntarias. En cierta oportunidad un conocidísimo dirigente sionista declaró que es más fácil liberar a los judíos del exilio que al exilio de los judíos. Pedro Pablo comprendía sus inquietudes y se alegraba al comprender al mismo tiempo que estaba en lo cierto cuando antes de la lectura del libro de Theodor Reik había pensado e intuido sobre que era necesario buscar muchos Freud para psicoanalizar al pueblo judío porque se trataba de un problema del inconsciente y que igualmente habría que buscar a muchos Goleman con su aporte de la amígdala cerebral para trabajar sobre esos recuerdos archivados en su depósito emocional. Lo bueno en todo caso es que todos esos adelantos sobre la mente eran dados por los propios judíos. No podían se otros los inventores sino de entre ellos mismos, tal vez, porque en el fondo se hallaban buscando, sin saberlo, las respuestas a todos esos conflictos acumulados en sus registros históricos mentales de su etnia. Interesante, sin duda.
Un chiste recogido por el propio Theodor Reik al respecto ilustra esa realidad: “Un judío pidió en la agencia de viajes que lo asesorasen acerca del lugar adonde podía emigrar. Entre él y el empleado estudiaron las posibilidades que ofrecían varios países y descubrieron que el ingreso en cada uno de ellos estaba erizado de dificultades. En un país había que contar con cierta suma de dinero para poder entrar, en otro exigían un permiso de trabajo o un certificado de empleo. En otro país el pasaporte carecía de validez, o no querían inmigrantes, y siempre la misma historia. Mientras los hombres estudiaban los diversos países, hacían girar el globo terráqueo que estaba junto al escritorio. Por fin, el desesperado judío preguntó: -¿No tiene otro globo?” Y más adelante apunta la moraleja para los propios judíos que tiene en sí el chiste que es que los judíos no tienen patria, por lo menos, para esos tiempos, porque en la actualidad está Tel-Aviv, después de 1948 con la resolución 181 de la ONU.
El caso es que Pedro Pablo con la lectura del libro de Theodor Reik se sorprendía al comprobar que sus intuiciones no eran simples apreciaciones sino que tenían su asidero y su fundamento. Su sorpresa estaba en que una vez más tenía razón y sus impresiones tenían demostración. Se alegraba por eso. Así recordaba nombres de algunos judíos famosos por sus chistes, como Los Hermanos Marx, Woody Allen, Danny Kaye, Jerry Lewis, Mel Brooks, Sacha Baron Cohen, Ben Stiller, Jerry Seinfield. En sus tiempos de niño había visto las morisquetas de Jerry Lewis con su comicidad típicamente americana y no la entendía. Ahora se hallaba necesitado de satisfacer su curiosidad con las películas de Woody Allen por quien sentía una admiración especial. Se añadía a la lista que Pedro Pablo tenía como humoristas judíos ciertamente la película Indian Jones a la que consideraba muy chistosa, sin negar el mensaje subliminal que en ella existe, como lo del arca perdida y esa historieta de toda la película. Pensaba en todas las historietas y series de televisión escritas, dirigidas y guiadas por judíos desde superman hasta Ally McBeall pasando por los Picapiedra y se maravillaba de lo presente del humor judío, con su moraleja, en todos los tiempos.
Volviendo sobre el genio judío y sobre algunas de las características que puedan definirlos era importante señalar lo que el mismo Freud decía en una carta a Max Graf, en la que decía “si usted no permite que su hijo crezca como judío, lo privará de esas fuentes de energía que no pueden ser reemplazadas por otra cosa”; y como señala Paúl Jonson en su libro La historia de los judíos, citando al propio Freud, que los judíos han conservado su unidad gracias a las ideas y por ellas han sobrevivido hasta hoy, además de creer en la catedrocracia judía, en la función suprema de la mente de los judíos en la historia. Además hay que considerar de manera muy especial en su desarrollo mental la aplicación de La kabbalah, que es una de las principales corrientes de la mística judía, y su aplicación como método de estudio y de conocimiento. Tal vez en eso consista, en definitiva, la clave del genio judío… y su relación con el número, del que Albert Einstein podría ser como el modelo, al decir que el pensamiento intuitivo era esencial para la formulación de un gran concepto científico, destacando como muchos otros pensadores judíos, sobre todo Spinoza, el factor místico e intuitivo de la ciencia (y la interacción de tiempo y la materia), en donde el saber se adquiría mediante la formulación matemática, verificada por la astronomía; y así, por caminos paralelos Einstein era un continuador de los cabalistas judíos que buscaban seguir los números de manera intuitiva, mágica e inverificable, pero la diferencia y el paso aportado Einstein estaba en que se podían concebir mentalmente y desmostrar por el telescopio, haciendo que las leyes de macrocosmos y del microcosmos se redujeran a unas pocas páginas de ecuaciones, con la ley de la Relatividad. Pero toda esta búsqueda, según el propio Einstein, era peculiarmente judía, en cuanto estaba impulsada por la abrumadora necesidad de hallar una ley-verdad global acerca del universo, una Torah científica, según lo analizaba y presentaba Paúl Johnson en su libro La historia de los judíos, y que no era otra cosa más que lo que se había presentado antes cuando se había analizado igualmente lo del método de la oración de los judíos con lo de la Sabiduría, Entendimiento y Comprensión, en el método del “dáat”…
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Por otra parte cabía preguntarse si esa promesa hecha a Abraham de la tierra prometida (?) era ya, hoy por hoy, un fiel cumplimiento de la imposición del genio judío sobre el resto del mundo, o si en verdad era un fiel cumplimiento teológico (?) de esa (?) promesa, o auto-promesa (?). Dice el texto bíblico:
Después de estos sucesos fue dirigida la palabra de Yahveh a Abram en visión, en estos términos: «No temas, Abram. Yo soy para ti un escudo. Tu premio será muy grande.» Dijo Abram: «Mi Señor, Yahveh, ¿qué me vas a dar, si me voy sin hijos...?.»
Dijo Abram: «He aquí que no me has dado descendencia, y un criado de mi casa me va a heredar.»
Mas he aquí que la palabra de Yahveh le dijo: «No te heredará ése, sino que te heredará uno que saldrá de tus entrañas.»
Y sacándole afuera, le dijo: «Mira al cielo, y cuenta las estrellas, si puedes contarlas.» Y le dijo: «Así será tu descendencia.»
Y creyó él en Yahveh, el cual se lo reputó por justicia.
Y le dijo: «Yo soy Yahveh que te saqué de Ur de los caldeos, para darte esta tierra en propiedad.»
El dijo: «Mi Señor, Yahveh, ¿en qué conoceré que ha de ser mía?» (Génesis 15, 1-8)
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El relator de la Organización de Naciones Unidas para los territorios ocupados palestinos, Richard Falk, denunciaba el 23 de marzo de 2009, que el gobierno israelí violó la Convención de Ginebra en la incursión militar que ejecutó contra la Franja de Gaza el pasado 27 de diciembre. Falk indicó que específicamente Israel violó el Protocolo Adicional uno de la Convención de Ginebra, que delimita las obligaciones de los combatientes para proteger a la sociedad civil bajo condiciones bélicas. Asimismo, el relator de la ONU para los territorios ocupados palestinos, Richard Falk, subrayó que existen indicios legales de que Israel cometió crímenes de guerra en Gaza y pide que se realice una investigación minuciosa.
La organización Médicos por los Derechos Humanos (PHR) acusaba al ejército israelí de haber violado reiteradamente los principios éticos y de menospreciar la vida de los palestinos durante los 22 días de la reciente ofensiva en la franja de Gaza, mientras investigadores de la Organización de Naciones Unidas aseguraron que las violaciones incluyeron el uso de niños como escudos humanos…
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