Capítulo 5
5
Las noticias giraban en torno a la invasión de Israel a la zona de Gaza, en el Medio Oriente. Iban ya veinte días de la ofensiva de Israel y nada parecía indicar que hubiese un cese al fuego. Las Instituciones creadas para hacer la paz se mantenían o al margen de los acontecimientos o eran ignoradas como en el caso de la ONU, aunque ésta tampoco se había mostrado muy decidida a actuar. De nada había servido la votación de catorce y una abstención por la solicitud a Israel de suspender los ataques. La mayoría aplastante era débil ante la abstención que era de una. Ni siquiera era un voto, solamente era una abstención, y eso anulaba las catorce que eran más que mayoría. Pero son las ironías de las diplomacias en la propia ONU.
Los muertos por parte de Gaza pasaban los mil y más de cinco mil heridos. Los noticieros en la televisión eran desgarradores porque las noticias no lo eran menos. El presidente de la Asamblea General de la ONU, Miguel de Escoto, había acusado a Israel de violar el derecho internacional y había especificado las violaciones cometidas: masacre colectiva, uso desproporcionado de la fuerza y los ataques a objetivos civiles como casas, mezquitas, universidades y escuelas. La resolución 1860 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas era burlada y totalmente ignorada por parte de Israel.
Las bombas de fósforo blanco, o las Willy Pete, se veían caer una y otra vez en cada reporte de los noticieros. Israel alegaba que otros países la habían usado, en Irak por parte de los Estados Unidos, en el 2004, por ejemplo, y por lo tanto ellos también; y lo hacían sin el más mínimo sentido de humanidad o respeto por ella, violando así El Tratado de Ginebra de 1980, en donde se establece que el fósforo blanco no puede ser usado como arma de guerra en las áreas pobladas de civiles. De nada servían igualmente las declaraciones de la Human Rights Watch. Un representante de Israel declaraba que no le pedía a los demás países que le acompañaran en esa guerra, sino que le dejaran a ellos hacerla, que era su objetivo. Para comprobar que lo decían en serio, Israel, acertaba un ataque a la Agencia de las Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA) con una bomba de fósforo blanco, según comunicaban las noticias, sobre todo escritas. Ante esa confirmación el secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, se había declarado “indignado” por el bombardeo israelí al Cuartel general de UNRWA en la ciudad de Gaza. Ban Ki-moon había hecho una nota de protesta a las autoridades de Israel, y a la que Ehud Barak, el Ministro de Defensa de Israel, había respondido que ese bombardeo había sido una equivocación y un error, además de recibir un ataque de Hamas desde esa sede. Y todo eso a pesar de haber recibido garantía de parte de Israel de que esa sede no sería atacada, según lo afirmaba el representante de la UNRWA en Gaza, John Ging. Ese edificio servía de lugar de acopio de medicina y de alimentos para los habitantes de Gaza, sin embargo, se había perdido cientos de toneladas de alimentos, provisiones médicas y material de emergencia, como colchones y frazadas, con ese bombardeo, según transmitían los noticieros, donde todo ardía en llamas. La harina para hacer el pan, por lo menos lo más mínimo y elemental de la alimentación, ardía en llamas.
Volvía a repetirse en suelo de Gaza lo que escasos dos años antes había realizado cruelmente Israel en El Líbano. Se repetía y se volvía a repetir.
Pedro Pablo seguía las noticias y lo tenían muy indignado, a la vez, que se auto-confirmaba lo que venía pensando desde hacía algún tiempo sobre los judíos de todos los tiempos, aun los de la Biblia, sobre todo los del Antiguo Testamento. No lograba entender cuando leía el paso de los judíos del Mar Rojo, que eran perseguidos por los egipcios y cuando el Mar Rojo se tragó a todo el ejército egipcio. No lograba entender lo de las siete plagas y mucho menos que el ángel de Yahveh pasara matando a los que no tenían la marca de sangre en el dintel de las puertas, porque no eran judíos. No lograba entender muchas cosas del Antiguo Testamento y las aplicaba a los momentos históricos recientes y se decía que hubiera sido bueno ver cómo definen los judíos los ataques actuales en contra de los países a quienes les han hecho la guerra. Con la invasión de El Líbano de dos años atrás, ¿cómo la llamarían y cómo la representarían para las futuras generaciones judías? En el caso del Antiguo Testamento, en los casos concretos de ataques a pueblos en guerra, habían utilizado la imagen del Mar Rojo, las siete plagas, Sansón, David-Goliat, y otras muchas imágenes fantásticas para representar lo avasalladora de la ofensiva de Israel en cada caso. ¿Y en los de ahora, de El Líbano y de Gaza, cuáles serán las imágenes que los judíos utilizarán para representar esos ataques? Eso tenía intrigado a Pedro Pablo y no entendía a Israel, ni al del Antiguo Testamento de las escrituras de Israel, el Tanaj, ni al de ahora. Independientemente de lo que se tratara en el famoso libro de Werner Keller, Y la Biblia tenía razón, donde se muestran las pruebas arqueológicas que sí existió el diluvio, por ejemplo. Pero no era lo que inquietaba a Pedro Pablo, si había pruebas de esto o aquello, sino lo que pudiese haber de fondo, tampoco en el fondo de lo que hubiese quedado del diluvio, sino en el fondo de intencionalidad en lo del diluvio.
Pedro Pablo pensaba que así como la Biblia Católica está dividida en dos, Antiguo y Nuevo Testamento, para diferenciar la continuidad de la Revelación en el caso del cristianismo; también hubiera sido muy interesante saber en cuántos y en cómo dividen los propios judíos su propia Biblia o Torah (Tanaj), sobre todo en la actualidad; o si los libros que continúan, ya no del Nuevo Testamento, porque son del cristianismo, siguen relatando todas esas historias de guerras de manera fantástica con imágenes de hombres hercúleos como Sansón u otras maneras como un mar que se traga al ejército enemigo o unas plagas que arrasan a sus contrarios sólo por ser contrarios y distintos. Pedro Pablo comprobaba con la lectura simple de los libros del Antiguo Testamento que no era otra cosa que una historia de guerras del propio pueblo de Israel que contaba con un aliado especial. Este aliado era Yahveh. Y el hecho de ese aliado lo confundía más. Se preguntaba, entre otras muchas cosas, que ¿será una manera de manipulación de los judíos ese recurso de ese aliado y están justificando todo lo que hacen y han hecho en el transcurso de su historia? ¿Podría admitirse esa mentira? La prueba era que ya se admitía. Nadie dudaba de todos esos hechos y se creía sin la menor duda, ni la más mínima, la historia de un Sansón (Jueces 14 y siguientes), de un Mar Rojo (Éxodo 14) y otras muchas representaciones de una monstruosidad en contra del género humano, en aras de la gran mentira de un pueblo escogido por Yahveh.
Pedro Pablo tenía una amiga judía de nacimiento y convertida al cristianismo. Esta amiga le había regalado un ejemplar de la Biblia judía, en inglés, y comprobaba que llegaba hasta el segundo libro de las Crónicas con la proclamación de Ciro Rey de Persia y que en la Biblia Católica coinciden en la invitación a todos los judíos a ir a Jerusalén, donde el propio Rey edificaría una casa a Yahveh. Podía comparar Las Sagradas Escrituras de los judíos y la Biblia Católica sin entrar en detalles y comprobaba lo que había descubierto. Por lo menos el ejemplar que poseía en su biblioteca de la Biblia judía llegaba hasta el deseo y la invitación a los judíos de regresar a Jerusalén. ¿Será eso lo que leen al final de sus Escrituras los judíos y les marca cono anhelo y aspiración, en todos los tiempos y ahora más que nunca se les convertía en una posibilidad, desde 1948 con la creación del Nuevo Estado de Israel, Eretz Israel ("Tierra de Israel")?
Ciertamente había cosas que tenían a Pedro Pablo muy intrigado.
Las bombas lanzadas a blancos muy concretos y específicos en El Líbano y Gaza, también en Irak, ya que de manera disfrazada no era otra cosa que una invasión del mismo Israel bajo la figura de USA, ¿no sería la misma historia de un ángel de Yahveh que pasaba exterminando a todo aquel que no tuviese la marca de sangre en el dintel de las puertas, del capítulo 12 del Éxodo, porque no era judío? ¿No sería, al fin y al cabo, la misma historia de selección, ya no de Yahveh, sino la selección del propio Israel con métodos avanzados, tanto en ese tiempo para los de ese tiempo y los de ahora con los métodos y avances de ahora? ¿No será la misma historia y la misma realidad de la repetición de la maldad de un pueblo, definitivamente descarnado y sin el más mínimo sentido de humanidad? ¿No será el pueblo de Israel una negación de la misma humanidad?
Eran muy subidas sus inquietudes y rayaban en una obstinación peligrosa para Pedro Pablo. Pero no se negaba el propio Pedro Pablo los beneficios de las grandes mentes del pueblo de Israel. Por un lado sabía que la medicina y sus adelantos se deben precisamente a los judíos, como también a nivel del pensamiento y tecnología. Los grandes filósofos y pensadores de la actualidad han sido judíos. Pasaban por su mente un Freud, un Leibniz, un Marx, Maimónides, Spinoza y Buber, también un Albert Einstein de manera fugaz. Se detenía en la misma Biblia o la Torah y pensaba que todo era, sin duda, pura y elemental filosofía, sin descartar que era una visión teológica, por supuesto, aunque no hubiese una filosofía judaica propiamente dicha como escuela filosófica. Pero no se podía negar que los orígenes de la filosofía Judía se remontaban a la aparición de los primeros Profetas Bíblicos y de manera más evolucionada en el Libro de Job y en el Libro de la Sabiduría de Salomón. Sin negar mucho menos que lo marca la influencia helenista, es decir de los pensadores de Grecia y Atenas, como tampoco la de negarse que había testimonios anteriores de un pensamiento filosófico arcaico de la India, Egipto y Mesopotamia, antes que en Grecia, por supuesto. Recordaba de sus estudios y lecturas algunos pensadores judíos desde Filón de Alejandría, quien se distingue por su intento de conciliar la Torah con el pensamiento filosófico griego, especialmente el platónico, Isaac Ben Salomón Israeli, Max Scheler, Erich Fromm con su famoso libro “El arte de amar” que había leído en sus tiempos de joven lector, Karl Raimund Popper, y sin dejar pasar a Ana Frank con su famoso diario en plena segunda guerra mundial.
Recordaba haber leído en uno de los libros de Osho (fundación Osho) que qué sería del mundo si no hubiesen existido los tres judíos más grandes que ha tenido la historia: Jesús de Nazaret, Carlos Marx y Simon Freud. Y añadía a ese comentario una lista grande de los judíos benefactores de la humanidad. Los tres citados en el libro que se atribuye a Osho, porque Osho no escribió sino sus discípulos utilizando su nombre, han sido realmente grandes revolucionarios. Jesús de Nazareth con la religión del perdón, aunque propiamente no haya fundado religión alguna; Carlos Marx, quien ha sido el filósofo del siglo XIX de mayor repercusión en ámbitos como el social, el político y el económico; con su motivación filosófica Marx tuvo un carácter práctico: transformar la sociedad, limar las desigualdades y suprimir las injusticias. Y Simon Freud, que con su obra constituye una de las aportaciones modernas más relevantes para la comprensión de la naturaleza humana, sobre todo en lo concerniente al comportamiento humano con lo del inconsciente. O como dice un comentarista del libro de Paúl Jonson, La historia de los Judíos, que no podemos imaginar cual habría sido el destino de la humanidad si los judíos nunca hubiesen existido como dice el autor, y cita al propio Paúl Jonson al repetir que "todos los grandes descubrimientos conceptuales del intelecto parecen obvios e inevitables una vez revelados, pero se necesita un genio especial para formularlos por primera vez, los judíos tenían este don". Así desde el descubrimiento del monoteísmo hasta sus aportes en la creación y el desarrollo del capitalismo, el socialismo y el psicoanálisis, el genio judío se percibe en todas las manifestaciones artísticas, científicas y del pensamiento que se no puede negar su influencia en la formación del mundo moderno.
Muchos nombres de pensadores y filósofos judíos pasaban por su recuerdo y no podía pasar por alto la influencia que había hecho en él el libro de Víctor Frankl, con la idea de la logoterapia, que había leído en los últimos años, y del que había quedado fascinado. Sin dejar pasar por alto nombres de muchas mujeres judías desde Sara y Ruth a Rosa de Luxemburgo y Golda Meir., como pequeños grandes aportes como el diario de Anna Frank, por ejemplo.
En cuanto a la medicina igualmente era larguísima la lista de los aportes. En el mismo Pentateuco, sobre todo en el libro de Deuteronomio, ya el hecho de prohibir el cochino, era una práctica de salud impuesta con la autoridad religiosa como precepto. En cuanto a la eficiencia de la medicina estaba la novela del español Salvador Ruiz de la Fuente, El Hechicero del Gran Capitán, donde el autor demuestra que los Reyes Católicos acudían a médicos judíos, y que se podría colocar como un simple ejemplo de la influencia judía y de su profesionalismo.
Respecto al cine no se podía negar la gran presencia judía, sobre todo como directores, desde la propia época de los nazis, tales como Billy Wilder, William Wyller, Fritz Lang, Ernst Lubitsch, Otto Preminger, Douglas Sirk, entre otros. Y en la actualidad, nombres como Raphaël Nadjari, Woody Allen (Allan Stewart Konigsberg), Amos Gitai, Keren Yedaya, Ronit Elnabetz, Mel Brooks, Sidney Lumet, Paúl Marzursky, Barry Levinson, Brian Singer, Darren Aronofsky, y Spielberg, para citar algunos. Sin descartar, igualmente, a tantos actores y actrices judíos que han influenciado en la cultura actual de todas las generaciones y culturas, con las series como “La niñera”, “hechizada”, “perdidos en el espacio”, “los Picapiedra”, “Pinky y Cerebro”, entre otras. Y a nivel del cine es donde se podría llegar a cuestionar lo del holocausto porque algunos de hecho lo cuestionan, pues puede verse como manipulación judía de esos acontecimientos. Y aquí se podría aplicar la regla y práctica elementales de la aplicación del ejercicio del derecho cuando se dice que una es la verdad procesal y otra la verdad real. ¿Cuál es cuál en este caso? ¿Nos habrán lavado el cerebro los judíos con el séptimo arte, al respecto? Algunos historiadores dudaban de la existencia de la cámara de gas. ¿Sería una aplicación y una puesta en práctica del famoso y discutido panfleto titulado los protocolos de los sabios de Sión que justificarían los promos en la Rusia zarista y que no sería sino un proyecto de la dominación del mundo por parte de los judíos de todos los tiempos, y que desde la Segunda Guerra Mundial se había presentado la ocasión propicia para conseguirlo, para lo que el cine habría sido su gran instrumento para dominar, precisamente por el lavado de cerebro? ¿Lo de los protocolos de los sabios de Sión sería verdaderamente un mito, un invento atribuido a los judíos para perjudicarlos, o sería un descubrimiento de la verdadera y subyacente intención de los judíos de todos los tiempos? El cine parecería haber sido el gran instrumento de los judíos para doblegar al mundo a su favor…
En la economía, ni qué decir.
El propio Cristóbal Colón, gran visionario del momento al demostrar de hecho que la tierra era redonda y su encuentro con el Nuevo Mundo, también era judío. Según los historiadores, al menos seis judíos viajaron con Colón en esos viajes. Judíos convertidos al cristianismo, por supuesto, para evitar las sanciones de los Reyes por ser judíos. De entre estos judíos se dice que eran Rodrigo de Triana, Maestre Bernal y Luís De Torres.
A nivel de tecnología llevan toda la delantera y el dominio, como por ejemplo, en el internet con el famoso buscador “google” con Sergey Brin y Larry Page, como los fundadores, dándole a esa tecnología de buscador en internet el nombre de “PageRank” (tomado de Larry Page). En su pagina web personal de la Universidad de Stanford, colgará en 1997 una presentación que lo explica: “PageRank: Bringing Order to the Web”. Más tarde el llamado “BackRub” que después se transforma en google. También Yahoo con toda sus extensiones como MSN que es de la misma familia, a pesar que hubo intentos de fusión en el 2007, con la famosa Yahoogle, a pesar de los intentos de compra de Yahoo por parte de Microsoft. ¿El internet y los servidores de correo electrónico son en realidad gratuitos? ¿No estará el mundo controlado por esos paquetes de navegación cibernáutica en aras de “free” (gratis y libres)? ¿Tanta generosidad y desprendimiento?
Algunos llegan a considerar que el automóvil movido por gasolina fue invento judío por Abraham Schreiner, inventor de la gasolina, sustituyendo al motor de vapor; otros inventos más se les atribuyen a los judíos como la cerveza, el vino, el boomerang. La Enciclopedia Británica incluyen a los siguientes, entre otros, como los grandes inventores judíos: la Bomba Atómica en 1945 por J. Robert Oppenheimer, la fotografía instantánea en 1947 por Edwin Herbert Land, Denis Gabor, holografía, 1948; grabación de larga duración, 1948; control remoto de televisión, 1950; Edward Teller, la bomba termonuclear, 1952; Paúl M. Zoll, marcapasos cardíacos, 1952; Gregory Pincus, anticonceptivos, principios de 1950; Charles Ginsburg, Vídeo-tape, 1950; Gordon Gould, Laser, 1958; Stanley N. Cohen, Ingeniería Genética, 1973; Jason Lanier, Realidad Virtual, 1989; Yisrael Galili, es mejor conocido por inventar el Galil rifle de asalto, también ayudó a crear la Uzi ametralladora; David Gestetner, inventor de la fotocopiadora; Otto Loewi descubrió la acetilcolina ayudado a mejorar la terapia médica.; Albert Einstein, mejor conocido por su teoría de la relatividad, y, concretamente, la equivalencia masa-energía, expresada por la ecuación E = mc 2., recibió el Premio Nobel de Física por sus servicios de Física Teórica y especialmente por su descubrimiento de la ley del efecto fotoeléctrico. Y así muchos otros inventos e inventores llegando a la cantidad de 152, sin contar los de la actualidad, sin quitarles ningún mérito a los chinos, por supuesto, pues son ellos los grandes inventores de la historia.
Pedro Pablo tenía muchas inquietudes respecto a los judíos de todos los tiempos y los clasificaba como una etnia humana muy especial. No sabía si realmente bendecida por Dios o Yahveh, o por la naturaleza. Aquí estaba el centro de todas sus inquietudes. Verdaderos genios en todos los campos, pero víctimas también se su propia genialidad. Juego doblemente peligroso. O como lo escribía María José Mesas García, en el 2004, al comentar el libro La historia de los Judíos, de Paúl Johnson, que “en los momentos históricos actuales que todos estamos viviendo, estoy segura de que muchos de nosotros deseamos que este mismo "genio judío" del que han hecho gala a lo largo de toda su historia, les ayude a solucionar, con la mayor justicia posible, todas las situaciones conflictivas que se les vayan presentando, para que todos puedan alcanzar algún día el descanso y la paz que se merecen”.
Pedro Pablo no sabía si la etnia judía era realmente bendecida por Dios o Yahveh, o por la naturaleza. Aquí estaba el centro de todas sus inquietudes. Llegaba hasta a cuestionarse el sentido de la tan llamada “revelación” y predilección de Dios exclusivamente al pueblo judío. ¿Será o no será? Tal vez lo de William Shakespeare en Hamlet, sonaría interesante en su famoso “to be, or not to be”, pero en forma de pregunta, y en futuro posible, con el “will” de futuro en inglés en el medio, o delante o de primero o de último…incluyendo el morir del mismo poema del poeta inglés. Tal vez fuera la locura…no solamente para Hamlet, también para Pedro Pablo, con la diferencia de que éste era locamente cuerdo con todo lo que pensaba; o, tal vez, el mundo por entonces estaría cuerdamente loco… O ni uno, ni lo otro, sino todo lo contrario… Era ahí y esa la cuestión…
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